Situado a 280m sobre el nivel del mar, y al abrigo del puerto de Otsondo (602 m) y del macizo de Gorramendi, este precioso y aislado lugar de Baztan es el más cercano a la muga francesa, y fue el último en entrar a formar parte del organigrama político del Valle, en enero de 1969, ya que hasta entonces era un municipio independiente.
Lo encontramos siguiendo la NA-121-b, hacia el puerto de Otsondo/Francia, una vez traspasados los cruces a Arizkun, Erratzu y Azpilkueta, teniendo que desviarnos unos pocos metros de la carretera general para pasar bajo su característico portillo en arco de medio punto, que nos da la bienvenida.
Un poco antes, a nuestra derecha, hemos dejado la iglesia, varias veces reconstruida, y de la que dicen los libros que proviene del medievo, y bien puede ser cierto a juzgar por su añosa portada de arquivoltas apuntadas. Tiene, además una torre sólida y poco airosa, que termina en un cuerpo octogonal achatado, posiblemente añadido. Son valiosas su cruz procesional del siglo XVI, y el conjunto de imágenes protobarrocas de su retablo mayor. Además, hay en ella un interesante ejemplar romántico de órgano que data de 1903, traído de la vieja iglesia de Santiago de Elizondo, cuando iba a ser derruida, y en el que se lee la inscripción “Amaiurko elizan egonen naiz fier” (permaneceré por siempre en la iglesia de Amaiur).
Estamos ante un ejemplo típico de pueblo-calle-camino, estando casi todas sus casas, casonas y palacios alineados paralelamente a lo largo de su larga calle principal, en una cuesta que viene del mismo monte y casi termina en él.
Se trata de edificios variados, y distintos a los del resto del Valle. Los hay con anchos aleros que se encargan de recordar el clima y la pluviosidad de la geografía donde está; varias casas tienen la fachada de entramado con el maderamen ricamente adornado; muchas tienen hermosas balconadas frontales e incluso alguna que otra lateral colgada sobre una belena. En cuanto a las entradas, éstas suelen ser de medio punto y adinteladas, aunque también aquí las hay de soportal, sujetas por pilares o por arcadas discontinuas, y hasta cuadradas, directamente abiertas en el muro. En fin, el conjunto integrado por todas estas casas y casonas da a esta vieja Villa, tantos años independiente, un aire distintivo lleno de personalidad y solera, difícil de ubicar.
Mención aparte merece el sobrio Palacio de cabo de armería de Borda, en el que destacan su fachada de piedra de sillería rojiza, los cinco arcos que dan acceso a su soportal, su balcón corrido sobre los tres huecos centrales del primer piso, su blasón centrado en la fachada, su amplio alero de madera tallada, y su tejado a cuatro aguas.
Gracias principalmente a su propio esfuerzo, los jóvenes del lugar pueden disfrutar del frontón cubierto “Gure ametsa”, proyecto tanto tiempo deseado y finalmente llevado a cabo.
Amaiur, o Maya del Baztan, muestra una gran singularidad en su evolución política y social en el transcurso de los siglos: Un monumento sito en lo alto del pueblo, en el montículo de Gaztelua, nos recuerda la heroica gesta en el año 1522 de los últimos defensores del “viejo reyno” de Navarra contra la anexión a la Corona castellana, que sólo rindieron sus armas tras aguantar sitiados, exhaustos y sin apenas víveres ni municiones, mucho más tiempo del previsto por las tropas del emperador Carlos, comandadas por el Duque de Nájera y el Conde de Lerín.
En aquella fortaleza, defendida por D. Jaime Velaz de Medrano, estaban entre otros su hijo Luis y uno de los hermanos de San Francisco Javier, Miguel de Javier.
Dicho monumento fue levantado en primera instancia un 30 de junio de 1922, para, tras ser volado por un grupo integrista llegado desde Pamplona, tener que esperar hasta el 10 de octubre de 1982 para su reconstrucción definitiva y nueva inauguración.