Los bosques de frondosas, que debieron de cubrir casi todo el Valle antes del poblamiento humano, han visto tras siglos de carboneo reducir drásticamente su extensión original, debido a las talas abusivas, más por la forma que por la cantidad, el pastoreo excesivo y la corta de helecho con sus quemas correspondientes.
Aún así, la superficie arbolada, que ocupa actualmente un 44% del territorio, goza en la actualidad de una moderada salud y variedad, predominando el haya sobre el roble, los castaños, avellanos, fresnos, acebos, olmos, abedules, tilos y algunas coníferas, reducidas a zonas de reciente implantación como el puerto de Otsondo.